HRW: Represión de la libertad de expresión en Asia Central
El informe de Human Rights Watch denuncia la restricción de libertades en Asia Central
Los gobiernos autoritarios de Asia Central continúan limitando severamente las libertades de expresión, reunión y otros derechos fundamentales, según el Informe Mundial 2024 de Human Rights Watch.
En el informe de 740 páginas, se analizan las prácticas de derechos humanos en más de 100 países, revelando la situación actual en la región. La directora de HRW, Tirana Hassan, destacó que 2024 fue un año de supresión de derechos humanos, pero también de esperanza.
Según el informe, en Kirguistán, la protección de los derechos humanos y las libertades civiles disminuyeron en 2023. La sociedad civil y la libertad de prensa se vieron gravemente amenazadas, con casos penales contra importantes medios de comunicación y proyectos de ley que ampliarían la censura y el control gubernamental sobre las organizaciones no gubernamentales.
En el caso de Tayikistán, el gobierno forzó el cierre de cientos de organizaciones no gubernamentales, detuvo a decenas de blogueros por sus opiniones sobre las políticas gubernamentales y restringió las actividades de las organizaciones religiosas.
Mientras tanto, en Turkmensitán, el gobierno continúa reprimiendo las expresiones políticas y religiosas no sancionadas, controlando estrictamente los medios de comunicación y encarcelando a opositores y críticos.
El historial de derechos humanos en Uzbekistán también se deterioró en 2023, con un aumento del acoso y la persecución de blogueros y periodistas, así como la impunidad por los abusos cometidos durante las protestas.
En Kazajstán, las autoridades no han garantizado la rendición de cuentas por el uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes, detenciones arbitrarias y malos tratos de detenidos. Además, persisten las acusaciones penales amplias contra activistas y críticos del gobierno, así como fuertes restricciones al derecho de reunión pacífica.
Ante esta situación, Human Rights Watch insta a los gobiernos occidentales a abordar las preocupaciones de derechos humanos en sus relaciones con los países de Asia Central. Además, hace un llamado a los gobiernos de la región a cumplir con las reformas prometidas en materia de derechos humanos.
