Ulaanbaatar: De ciudad a jungla de asfalto por el auge de construcción.
Los rascacielos reemplazan las yurtas en Ulaanbaatar, dejando sin espacio para servicios públicos
En Ulaanbaatar, la capital de Mongolia, los rascacielos están reemplazando a las yurtas que han sido hogar de los mongoles durante siglos. Esto es un símbolo de la vida nómada que poco a poco está desapareciendo. Los locales afirman que el auge de la construcción, impulsado por las ganancias inesperadas de la minería, está reduciendo el espacio para los servicios públicos necesarios en la ciudad, desde nuevos hospitales hasta parques infantiles.
El auge de la minería en Mongolia ha generado un crecimiento de dos dígitos, con grandes ganancias del carbón que representan una cuarta parte del producto interno bruto del país en 2022. La industria ha provocado una ola de demanda de espacios de oficinas y apartamentos de lujo en Ulaanbaatar. Sin embargo, este rápido y desordenado crecimiento de la ciudad capital ha provocado atascos de tráfico diarios masivos, atrapando a las personas en largos viajes de ida y vuelta al trabajo.
Por otro lado, el auge no ha incluido en gran medida la infraestructura cívica vital, lo que ha dejado a muchos niños que crecen sin instalaciones recreativas al aire libre, dijeron los padres a la AFP. Hay poco espacio para parques infantiles, escuelas y hospitales más grandes, muchos de los cuales fueron construidos bajo el régimen comunista hace más de 30 años. Incluso, el hotel Shangri-La fue construido en un terreno que alguna vez estuvo destinado a ser un parque de diversiones para niños.
Los servicios cívicos existentes, como las escuelas y jardines de infancia, están al límite, con un promedio de 50 a 60 niños amontonados en cada aula. Los expertos culpan a las estrategias anticuadas de planificación de la ciudad por la mala gestión de los espacios públicos.
Ante las protestas, el alcalde de la ciudad en 2021 anunció la prohibición de permisos de construcción para nuevos edificios, exceptuando las escuelas, hasta 2040. Sin embargo, esta prohibición no cubre proyectos ya aprobados, lo que significa que los equipos de construcción todavía están trabajando duro en toda la ciudad.
